El artista protagonista de esta exposición alojada en la galería Soledad Lorenzo es
Iñigo Manglano-
Ovalle. Su obra resulta complejo entender la idea de las piezas sin haber leído antes sobre el autor y su obra.
Por una parte podemos observar una pequeña serie de fotografías que parecen representar manchas al estilo Rorschach, y están realizadas con esta intención. Las imágenes están compuestas por una toma aérea de zonas heladas, probablemente pertenecientes al Ártico o a la Antártida.
Al lado de las fotografías hay una especie de semiesfera que recuerda al material empleado para las expediciones de los científicos a las zonas heladas; es una especie de tienda de campaña colocada de forma distinta a la que debería.
Lo siguiente que podemos ver es una proyección en la que se ve un horizonte que parece helado (la película está rodada en blanco y negro). Pero luego vemos como unas ruedas pertenecientes a un gran vehículo atraviesan la zona que parecía estar congelada y nos hace dudar sobre si en realidad estamos viendo una zona desértica...
Por último, en la última sala de la galería hay colgada del techo una especie de bomba atómica enorme, pero con una estética muy pop; es decir, parece una bomba de diseño, totalmente blanca y reluciente.
La sensación que me transmitió esta exposición fue de frialdad, pero en varios sentidos; el hecho de que todo sea blanco (o blanco y negro), las fotos de las grandes masas de hielo, la película monocromática, la bomba...a la vez también me pareció que contenía un mensaje moralista sobre el cambio climático y nuestro mal uso del planeta y sus recursos, pero la verdad es que no me quedó claro del todo el mensaje que quería transmitir el autor.
