martes, 20 de octubre de 2009

CASPAR DAVID FRIEDRICH

Friedrich es ese tipo de artista que denota pasión por lo que hace y cómo lo hace. En cualquiera de sus dibujos o gouaches podemos contemplar una minuciosidad y una limpieza en la ejecución dignas de admiración, ya que en principio estos dibujos son una especie de bocetos.


La naturaleza como fuente de inspiración; el amor por cada uno de los seres que poblan y habitan los bosques; calma y tranquilidad; son los sentimientos que transmite esta colección. Friedrich era un gran admirador del paisaje y sabía como plasmarlo en el papel con sencillez y brillantez al mismo tiempo. Este vínculo especial con la naturaleza se traducía como una obra divina en sus trabajos.


Estos dibujos tienen además una especial importancia ya que eran ejecutados en plena naturaleza pero no sucedía lo mismo con sus lienzos.

Debemos remarcar su pasión por el detalle; cada elemento del paisaje tiene la misma importancia para el artista y este intenta transmitir eso con cada trazo. Se puede apreciar la paciencia con la que Friedrich observaba y luego trasladaba lo que veía al dibujo como si de una traducción se tratase.

Es un artista romántico y esto lo podemos ver en la composición, los espacios escogidos, la luz, etc. El hombre en su obra está relegado a un segundo plano, suele aparecer como un mero pasajero que casualmente vaga por esos bosques majestuosos y solitarios y además queda empequeñecido ante la grandeza del paisaje.


Las ruinas que dibuja me recuerdan a una especie de huella de generaciones pasadas. Es decir, el hombre está presente pero de una forma secundaria, a través de vestigios hechos pedazos y que se han convertido en un elemento más, como una roca o un roble.

Esta colección por tanto es una cita obligatoria ya que la fascinación que transmiten los lienzos de Friedrich está totalmente justificada y podemos aprender mucho de este magnifico artista.

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