La directora Agnès Varda propone en este documental un viaje a través de Francia buscando a los espigadores que aún recogen lo que otros desperdician.
Antiguamente el rol de espigador (o mejor dicho espigadora) se atribuía a las mujeres que recogían los restos de la cosecha de trigo que los dueños de los sembrados habían dejado en las tierras tras la recolección. Hoy en día aún existen personas que se dedican en cierta forma a espigar. Los hay de muchos tipos y ya no son solo mujeres, sino hombres, niños, familias...
Además los espigadores actuales no solo se mueven en los campos, sino que también rebuscan por las ciudades. Las grandes empresas tiran a diario toneladas de comida que aún es aprovechable pero prefieren que se pudra en los contenedores a que otros la aprovechen.
Es por esto que hay distintos tipos de espigadores; los hay que hacen esto por necesidad ya que viven en la pobreza y es lo único que pueden comer; otros lo hacen por que se creen en el derecho de hacerlo; y otros porque sienten la necesidad de recoger y aprovechar lo que otros tiran sin miramientos.
A su vez, la directora le da una estética poética al documental, realizando algunas metáforas y luchando contra el tiempo, ya que tiene una edad avanzada.
Es por ello que este documental posee un gran valor ético y resulta fácil de ver y comprender.
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bien, pero hay un paralelismo entre espigar como accion de recoger lo que se tira y el espigueo como metafora de arte ¿o lo que hacemos no es una forma de espigar? recogiendo imagenes de cosas que a otros ya no les sirven...
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