Los retratos son impresionantes. El enorme tamaño de cada fotografía te permite perderte entre los poros de la piel de las personas retratadas; poseen tal calidad que uno no puede más que quedarse embobado mirando las imágenes.

Los rostros fotografíados están llenos de marcas, de huellas que el paso del tiempo y el trabajo duro han dejado sobre el rostro de los "modelos".
Las caras y sus expresiones son hipnotizantes; algunas son extrañas, muy peculiares, otras ilustran perfectamente el significado de la palabra vejez.

En cuanto a los paisajes son lugares que están siendo consumidos por el fuego. No son imágenes bellas ni espectaculares, son fotografías tristes. Muestran espacios que sufren y sangran a través del humo.

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